EL PODER DEL FISIOTERAPEUTA

Cuando uno tiene hijos una de las cosas que empiezan a cambiar es que tienes que decir las cosas 24 veces antes de que se hagan, especialmente a la hora de vestirse los niños.

Por eso, mi mayor sensación de poder se da cuando estoy en el trabajo y le digo al paciente: “puedes desvestirte” o “puedes ya vestirte” y entonces me quedo maravillada cuando lo hace a la primera y de buena gana… ¡Esto sí que es poder!