peregrinos 2

Mi experiencia haciendo el Camino de Santiago daría para un libro entero, pero una de las cosas que más me gustaron fue el paralelismo que tiene el Camino con la vida misma.

La 1ª parte, la navarra es como la infancia: algunas personas muy sociables haciendo amigos el primer día, otros tímidos y reservados. Algunos con muy poca experiencia (cargando en la mochila botes de champú tamaño familiar y ropa para todos los días) y otros un poco despistados perdiéndose en el primer cruce.

La 2ª parte: La Rioja, sería la adolescencia: se empiezan a hacer grupos, algunos terminan por compartir saco en el albergue. También hay demostraciones de fuerza: “a ver quién llega antes al albergue”, o “¿adelantarme a mí ese? ¡Ja!” y luego se paga con las tendinitis y las sobrecargas musculares.

La 3ª parte: Castilla sería la edad adulta. Empiezas  a adaptarte a la monotonía, escoges más con quién quieres compartir tu camino, dosificas mejor las fuerzas y te vuelves más prudente: llegas a levantarte a las 4 ó 5 de la mañana para que no te pille andando el calor del mediodía.

La 4ª parte sería Galicia: la vejez. A estas alturas ya has perdido a casi todos. Del grupo con el que empezaste ya sólo quedáis dos y así vas mejor: el barullo molesta. Cojeas por las múltiples ampollas y tensiones musculares y el cuerpo está machacado, pero la mente está más serena, más lúcida. Hay paz.

La 5ª etapa sería la llegada a Compostela, ¿el final del camino? Como la vida misma, en su recta final para algunos será el final de todo y para otros el inicio de una nueva vida, ya transformados.